viernes, 21 de noviembre de 2008

LA NOCHE DE LOS CRISTALES ROTOS


Me hubiera gustado empezar a publicar mucho antes este “no diario” sobre mis tribulaciones en Madrid. Se cumplen cuarenta días en Capital City, y hasta me ha dado tiempo a volver a casa de visita, pero el blog prometido no llega a coger forma. No es que no tuviera ninguna anécdota que contar (aunque fuera inventada), ni porque no tuviera tiempo (sin trabajo tienes todo el tiempo del mundo). Sucedía que cada vez que me sentaba y releía lo que acababa de escribir, me daba cuenta de que realmente nada de lo que decía tenía chicha.

Mi último intento de arrancar de una vez con el Blog comenzaba así...

CAÑAS CAÑÍS
Y van trece días desde que abandoné la barra del Klee para venirme al Madriz de La Espe y Ruiz-Gallardón. Cambio de vida, cambio de rutina. Ahora me despierto a la hora a la que solía acostarme en Marín. Dos semanas y tengo la sensación de llevar varios meses. No, no es aburrimiento, es simplemente adaptación. Ya estoy aquí, ya soy de aquí(...)


A continuación hablaba del barrio, de los compañeros del piso, del Bar (apenas costó encontrar el que se convirtió en nuestro Bar del barrio, bien de precio en las cañas y pinchos ricos y abundantes), mis visitas al INEM, a las ETT., mi enamoramiento inmediato de la chica de una ETT (en la que sigo confiando para que me encuentre un trabajo), otros enamoramientos efímeros en el metro, en la calle, o algun tropezón con un famoso de turno.
Nada de lo que me podía pasar me inspiraba a escribir un articulillo, un microrrelato, o una reseña en esta web que había registrado meses atrás. ¿Para qué escribir lo mismo que acababa de contar a mis padres por teléfono? ¿A quién le interesa? El costumbrismo, para las viejas.

Ahora sí se puede decir que la situación tiene más chicha, que hay cosas que contar, básicamente porque la cosa está... bastante jodida. Hace varios meses, mucho antes de venirme, se hablaba de la crisis en España, que si las constructoras y los negocios inmobiliarios…, que si los bancos ya no dan créditos…
Mi primer día en Madrid madrugo, me voy a tomar el café y no se habla de otra cosa en los medios: el desplome mundial de las Bolsas… Me siento como ese joven judío que en busca de un futuro mejor llega a Alemania, donde tiene amigos y familiares, y se encuentra en plena Noche de los Cristales Rotos.

No sé cómo saldré de ésta, pero para bien o para mal la cosa se anima. Presentarme como diseñador gráfico no vale de mucho, ya no somos necesarios; sin conocimientos de web y html, las posibilidades se reducen a una ínfima parte del cupo; con treinta años excedes cinco de los que te permitirían un mísero puesto de becario; con ochenta días cotizados prueba tú a demostrar más de tres años de experiencia. En cuarenta días ni una sola entrevista. Bueno sí, una con una ETT para ser fotocopista para otra empresa; y si todavía no llamaron…

Hace un par de semanas, viendo cómo se me ponen las cosas, dudé de preguntar en el bar donde tomo el café por la mañana si necesitaban un camarero. Viene siendo una cafetería-restaurante de cocina peruana. Atienden por turnos un camarero español, otro machupichu y un tercero chino. Justo cuando iba a pagar mi café y así aprovechar para consultarle al camarero español, un tipo se me adelantó haciéndole la misma pregunta. Tanto el tipo como yo atendimos y entendimos la respuesta. La misma que en un rasca.

Debería plantearme otras opciones con el fin de subsistir en Madrid:
Aguantar estirando el subsidio familiar.
Montar la Fundación para la Protección y Desarrollo de Luis Vilas.
Hacer dibujitos y venderlos en el Rastro.
El Toco Mocho.
Pedir trabajo en el Circo que está montado en Las Ventas, como domador de pulgas, por ejemplo.
Pedir trabajo en el Circo del Sol, como domador de pulgas, por ejemplo.
Aceptar un matrimonio de convivencia con alguna extranjera.
Inventarme un personaje e ir a hacer mimo al Retiro.
Ensayar dos canciones con la guitarra e ir a tocarlas al metro. (Con dos canciones llega. La gente no se para)
Subastar mi ojete virgen en Chueca.
Encerrarme en el piso y lamentarme.
(…ya seguiré esta lista en otro momento)


EL SÍNDROME DE LA EX-NOVIA
Esta expresión viene a reflejar mi sensación del pasado fin de semana, al volver de visita a casa y trabajar en el Klee. La gente me decía “si en el fondo tenías mono de servir copas, de meterte dentro de la barra…”. Pues sí, algo de eso sí, pero sólo hasta cierto punto. Porque igual que con una ex-novia, por la que siempre te quedan ganas de acostarte otra vez con ella, de ir a por la propina, y venga te lo montas y lo disfrutas, el momento está bien hasta que te das cuenta de los motivos por los que la dejaste.

En conclusión, que hasta ahora no hay cambio de planes, sigo y seguiré en Madrid, y aunque sin trabajo, por lo menos intentaré darle vidilla a este cuaderno de reflexiones absurdas. Otra forma de terapia.

1 comentario:

Carlos Taboada dijo...

Eh, actualiza, compañero!!
le seguimos de cerca, carisimo Luigi!!
hai que salvarse!!

PD: Mañana O,pino.